Sección Sindical CC.OO. Preciados-Callao

2006.07.06
Las leyes que regulan derechos y obligaciones básicos del trabajo están fijados por escrito en la Constitución, el Estatuto de los Trabajadores, los Convenios Colectivos, los acuerdos de la Empresa y los representantes legales de los trabajadores (Comités Intercentros o de Centro de Trabajo, etc, etc.). Todos estos derechos y obligaciones son conocidos, públicos y, por ello precisamente, exigibles para cualquier ciudadano-trabajador, que siempre sabe a qué atenerse en sus derechos u obligaciones, independientemente de que le gusten más o menos.

Hay otro ámbito de normas de trabajo, en materia de derechos y obligaciones dentro del interno y el día a día de cada empresa, que el empresario tiene potestad de fijar en función del principio que legalmente le corresponde respecto de la organización del trabajo.

Existen muchas formas de fijar normas y procedimientos de trabajo que a lo largo del tiempo se han de producir, modificar y anular en el devenir de la actividad laboral de una empresa; más aún cuando ésta la componen miles de trabajadores en cientos de centros y miles de departamentos distintos.

Parece lógico entender que en empresas de estas dimensiones esas órdenes cuando afectan a grandes colectivos han de ser trasmitidas de forma nítida y concreta, ya que el boca-oreja de toda una cadena de cientos de mandos (más los “responsables”, “segundos” y hasta “terceros”) de un centro, cada uno con sus humanas entendederas y limitaciones, pueden provocar distorsiones y malos entendidos que en nada ayudan a la eficacia de la implantación de dichas normas y en muchas ocasiones son fuente de conflictos de relaciones humanas perfectamente evitables y de todo punto innecesarias para el buen funcionamiento de la empresa.

Durante muchos años en El Corte Inglés se acostumbró a editar unas CIRCULARES desde LA DIRECCIÓN, en las cuales se cursaban esas normas, que distribuidas en los departamentos ponían en conocimiento de TODOS los trabajadores la nueva norma, en los exactos términos en que era adoptada y comunicada por LA DIRECCIÓN.

Pero como en otros muchos aspectos de su actividad El Corte Inglés parece que llegado a la perfección en algún momento, sólo le queda decaer (quizá por el viejo principio de que todo lo que sube, baja) y esa costumbre ha ido dejando de aplicarse, ocasionando infinidad de problemas, malos entendidos, y abusos en función de simpatías o antipatías de los eslabones de la cadena trasmisora de esas nuevas órdenes o normas que teóricamente son de carácter general.

Tratando de paliar, en la medida de nuestras posibilidades, esos graves problemas, CC.OO. reeditará las CIRCULARES reproduciendo en ellas, de la forma más fidedigna posible, la esencia de la nueva norma que nunca estará exenta de nuestro habitual buen o mal humor.